El grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático afirma que “la temperatura media del planeta ha incrementado 0,74ºC desde 1906 hasta 2005, y que la temperatura media continuará subiendo” Cumbre de Naciones Unidas sobre el Clima, COP15
Este tipo de dato puede resultar un poco distante de nuestras realidades, pero el efecto conocido como “Cambio Climático” ya está teniendo impactos negativos sobre la vida de las personas más vulnerables.
En los países en vías de desarrollo se encuentran las poblaciones más vulnerables a estos cambios, ya que dependen directamente de los recursos naturales para alimentarse.
La seguridad alimentaria existe cuando todas las personas en todo momento tienen acceso físico o económico a alimentos nutritivos, inocuos y suficientes para satisfacer las necesidades dietéticas y de su preferencia para una vida activa y saludable. Para lograr la seguridad alimentaria, los cuatro componentes en su totalidad deben ser adecuados. Ellos son: disponibilidad, estabilidad, accesibilidad y utilización. FAO 2007
Sin embargo, últimamente, para los agricultores ha desaparecido la certidumbre, desaparece la “seguridad”, ya que factores tan seguros como eran el suministro de agua es ahora más inestable. A su vez, las sequías y las inundaciones serán más frecuentes.
El cambio climático como consecuencia directa de un aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, es difícil de medir, pero sí se han demostrado cambios en la climatología que han impactado directamente sobre la seguridad alimentaria.
Se ha detectado y medido un aumento de las temperaturas medias mundiales, lo que implica un aumento de las temperaturas máximas en días calurosos, un aumento de las temperaturas mínimas en días fríos, un aumento en la frecuencia anual de días calurosos y un aumento en la frecuencia, duración e intensidad de las olas de calor. En un país como Mozambique, que se encuentra entre las latitudes 10º y 26º Sur, un aumento de las temperaturas dificulta aún más las jornadas laborales de los agricultores y pescadores y aumenta la evapotranspiración del agua de los cultivos, lo cual requerirá un riego más frecuente.
Se han medido también cambios graduales en las precipitaciones con un aumento en la frecuencia, duración e intensidad de las temporadas secas y las sequías y cambios en la periodicidad, localización y cantidades de lluvias. Ambos efectos disminuyen la seguridad alimentaria en Mozambique, la incertidumbre sobre la lluvia causa grandes pérdidas para el/la agricultor/a ya que invierte mucho en el campo, tiempo e insumos, contando con que la lluvia llegará, pero si no llega, lo que está en la huerta se pierde. En el caso del consumidor/a, es probable que los precios en el mercado aumenten y no tenga capacidad para adquirir sus necesidades calóricas diarias.
A nivel mundial, pero notablemente en las regiones tropicales, se ha notado un aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos climáticos extremos. Estos fenómenos incluyen un aumento en la frecuencia anual de vientos fuertes, lluvias copiosas, tormentas e inundaciones a menudo asociadas con tormentas tropicales.
Además, el temido, pero en ocasiones olvidado, aumento del nivel del mar conllevará la inundación de hábitats humanos, ya que un porcentaje elevado de la población Mozambiqueña habita en la costa, y la infiltración de aguas salinas lo cual inhabilitaría el uso de pozos de acuíferos.
A modo de resumen, se puede decir que existe una mayor variabilidad climática, situación en la que existe una mayor inestabilidad en las configuraciones climáticas estacionales y se sufren cambios en el inicio y final del transcurso de las estaciones.
Mozambique, principalmente el sur, sufrió unas inundaciones severas en los años 2001 – 2002 y 2007. Precipitaciones elevadas sumadas a vertientes de ríos erosionadas y sin capacidad de filtrar las aguas causaron inundaciones severas que destrozaron áreas de cultivos y asentamientos humanos.
Las crisis alimentarias que azotan el África subsahariana se achacan al “Cambio Climático” que en muchas ocasiones parece un tema que los políticos tienen que tratar en elaboradas cumbres con muchos objetivos pero pocos resultados. Sin embargo, si buscamos al causante de las crisis alimentarias, es posible que no tengamos que buscar en la atmósfera, ni en esas partículas diminutas de las que nadie se hace responsable. Podríamos buscar culpables en elementos tangibles como una presa en un río que cambia la dinámica fluvial y causa inundaciones, como fue el caso del Río Zambeze en los años 2001 y 2002, o busquemos en los aranceles presupuestarios que limitan la exportación de los productos agrícolas, y en políticas agrícolas que protegen nuestros productos con subvenciones y luego los exportamos a precios sin competencia, otro culpable parecen ser los planes de ajuste estructurales propuestos para liberalizar el mercado de los anacardos como promovió el Banco Mundial en Mozambique en 1987 y las grandes empresas madereras que deforestan los bosques cuyo papel en la regulación de las lluvias era muy valioso.
Las comunidades tienen una elevada capacidad de adaptación para sobrevivir a estos cambios que les alejan de su seguridad alimentaria. Sin embargo, es importante apoyar su resiliencia, la capacidad de sobreponerse y responder con más fuerza. Una de las respuestas a esta inseguridad alimentaria ha sido la incorporación de técnicas agrícolas más sostenibles y que recuperan técnicas tradicionales como la rotación y la ausencia de labranza. Las mujeres son responsables de la mayor parte de la producción agrícola de subsistencia que se produce en África subsahariana. La equidad de género en todos los ámbitos es una cuestión de justicia, pero además, en el caso de la producción agrícola, es muy importante apoyar a las mujeres ya que juegan un papel muy importante en el bienestar familiar y comunitario. Invertir en las mujeres para que puedan luchar por la propiedad de su tierra, para que puedan asistir a la escuela igual que sus hermanos y para que cuenten con los mismos insumos y herramientas para trabajar la tierra traerá recompensas seguras. Si se cuenta con las mujeres, ellas transmitirán el mensaje a las generaciones futuras y todo lo que ellas reciban, lo destinarán al cuidado de su familia y su entorno más cercano.
Como veis, en Inharrime también se lucha contra la inseguridad alimentaria, sea por el Cambio Climático o no.
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