Lo primero es daros las gracias. Gracias por estar ahí, gracias por vuestro apoyo a la labor de la Hermana Lucília en Mozambique y gracias, ante todo, por abrir posibilidades de futuro a niños y familias con escasez de ellas.
Amigos de Inharrime – España, en realidad nada más que un grupo de amigos (sentiros todos incluidos), ha surgido simplemente como un vehículo para facilitar el contacto y la colaboración con la tarea de las Hermanas Salesianas en Inharrime. Es esta linea, trataremos de manteneros al corriente de la actualidad en su Centro Laura Vicuña o cualquier otra información que pueda resultar de interés. Por supuesto, cualquiera de vosotros que quiera participar y compartir sus experiencias, ideas o reflexiones con el resto, no tiene más que proponerlo. No en vano, lo mucho o poco que se alcance con esta pequeña iniciativa dependerá de todos y cada uno de nosotros.
¿Y quiénes somos nosotros? Haciendo recuento de estos dos meses escasos, hemos llegado a unos 20 padrinos y donantes, principalmente en Madrid, Malaga y Vigo. ¡Que no decaiga!.
Las internas que regresaron al orfanato, tras pasar las Navidades con algún familiar, no vinieron solas: Una legión de piojos y sarna las acompañaba en su vuelta, por lo que ahora hay muchas cabecitas negras rapadas por la casa. La peor parada fue la pobre Rebequinha (6 años). Una inflamación en el cuello la tenía casi inmovilizada. Como en el centro de salud de Inharrime no supieron qué hacer, la hermana Lucília la llevó a toda prisa al hospital de Inhambane (a una hora de Inharrime en coche). Allí le drenaron un enorme abceso de pus durante dos horas. Dicha infección, al parecer, sería el resultado de una herida mal curada. La señora Beatriz, trabajadora de la casa, se quedó con ella en el hospital.
Cuando me lo contó la Hermana Lucília a mí casi se me parte el corazón. Rebequiña es de las más pequeñas y, durante mi tiempo allí, siempre andaba por la casa, con expresión decidida, en busca del mano Oscar. La Hermana cree que la pobre estuvo soportando el dolor sin decirle nada a nadie. Rebequiña, huérfana de padre y madre, aprendió muy pronto a convivir con el sufrimiento. Una vez de vuelta en la casa, en seguida buscó con quien jugar.
Un fuerte abrazo
Oscar Castro Alvarez
Foto2: Julia (sombrero), el Presi y Rebequinha