invasor: la miseria, las enfermedades y la desesperanza. Ni corta ni perezosa decidió investigar qué había de verdad y visitó Inharrime. Allí la Hermana Lucília, recuperada ya de una dura malaria, sus compañeras y las internas del Centro Laura Vicunha le mostraron las maravillas que se pueden levantar de entre las ruinas de un país, con la única ayuda de una poción, si no mágica, desde luego muy especial: la ilusión.
La comitiva presidencial, las hermanas y, sobre todo, las niñas disfrutaron de un día de fiesta. Ni siquiera la lluvia de los días previos se atrevió a estropear los planes. Hubo bailes, comida, peticiones a la Primera Dama (la Hermana Lucília no podía dejar pasar una oportunidad como esta) y, qué bien sabe contarlo, alegría en Inharrime.
Desde la misma Roma han querido unirse a esta celebración: la empresa Barilla ha hecho una importante donación de paquetes de pasta. Ciertamente no son jabalíes, pero muchas familias van a disfrutar de una importante mejora en su dieta alimenticia.
Mientras tanto, en la lejana Hispania, otro pequeño grupo de irreducibles galos se reunía en la primera asamblea de los amigos de Inharrime – España: hubo encuentros, debates y hasta logos, pero esa es ya otra historia...
Un fuerte abrazo
Los amigos de Inharrime
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